lunes, 16 de noviembre de 2015

Copenhague (Vetusta Morla)

Hoy cuelgo esta y descanso un poquito del madrugón recolector de oportunidades de trabajo que podrían surgir en el Otro Lado y que pueden darme pie a "terminar y empezar", como dice la letra. El viernes, mientras bebía una copa de vino y comía queso, antes de ir a dormir, pregunté por el tema favorito de alguien que imagino lleva empezando y terminando ya mucho tiempo y uno de ellos fue curiosamente esta canción de Vetusta Morla.  Antes de meterme en la cama, busqué una película al azar, cerrando los ojos, mientras metía la mano en el cajón de madera. Acaricié despacio el lomo de las fundas de los cedés y... voilà, ese azar escogió oportunamente Chocolat. Sonreí al darme cuenta de que, siempre que la veo, pienso que yo soy un poco nómada, como esa mujer emprendedora, y que ahora, sin querer ya dar muchas más vueltas a las razones, busco también dónde echar raíces y vivir con tranquilidad, o sea "terminar y empezar", sin pausa, y algo abrumada por las patadas en el culo que da mi responsabilidad sin tregua. Solo eso: nada más (y nada menos).

Y, sí, sigo pensando que nuestra música preferida puede que diga muchas cosas de nosotros y nuestras circunstancias.

Copenhague, Vetusta Morla






Copenhague

Vetusta Morla
El corría, nunca le enseñaron a andar,
se fue tras luces pálidas.
Ella huía de espejismos y horas de más.
Aeropuertos. Unos vienen, otros se van,
igual que Alicia sin ciudad.

El valor para marcharse,
el miedo a llegar.

Llueve en el canal, la corriente enseña
el camino hacia el mar.
Todos duermen ya.

Dejarse llevar suena demasiado bien.
Jugar al azar,
nunca saber dónde puedes terminar...
o empezar.

Un instante mientras los turistas se van.
Un tren de madrugada
consiguió trazar
la frontera entre siempre o jamás.

Llueve en el canal, la corriente enseña
el camino hacia el mar.
Todos duermen ya.

Dejarse llevar suena demasiado bien.
Jugar al azar,
nunca saber dónde puedes terminar...
o empezar.

Ella duerme tras el vendaval.
No se quitó la ropa.
Sueña con despertar
en otro tiempo y en otra ciudad.

Dejarse llevar suena demasiado bien.
Jugar al azar,
nunca saber dónde puedes terminar...
o empezar.

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